El Guernica:
Obra
encargo del gobierno de la República española para la Exposición Universal de
París de 1937.
Si título,
Guernica, aludía al cruel bombardeo de esa población vasca por parte de los
aviones alemanes al servicio de los franquistas, un acto que indignó al mundo
por su gratuita crueldad.
Picasso
situó la escena en un ambiente nocturno, como si fuera la visión dramática e
instantánea del fogonazo provocado por las explosiones. La lámpara de una mujer
y la bombilla actúan como el vértice de una pirámide luminosa en la que
dividimos unos pocos personajes en actitudes desesperadas. Destaca el guerrero
descuartizado en el suelo, cuyo brazo empuña una espada rota con una flor. A la
izquierda vemos a una mujer bramando de dolor, sosteniendo a su hijo muerto. En
el centro hay un caballo agonizante, cuya cabeza parece dirigirse hacia el toro
de la izquierda. Todos los elementos de su iconografía anterior: toro, caballo,
guerrero, pájaro, mujer y niños volvían a estar presentes, pero de un modo
nuevo. Lo que había servido para aludir a las fuerzas oscuras del inconsciente,
representaba ahora a la libertad aniquilada por la brutalidad del franquismo.
No hay
colores, todo se reduce a un dramático blanco, negro y gris como si la escena fuera una pesadilla. El lenguaje
cubista del que se sirvió parecía el más adecuado para aludir a la violenta destrucción
del bombardeo. En este cuadro se conciliaban al fin la vanguardia artística y
la política social.
Fátima
Mª López Sandoval.
Gloria
Villa Aroca.
Mª
Pilar Lucas Marín.
Encarnación
Navarro Castejón.
3ºB, Grado en Educación Primaria, UCAM
3ºB, Grado en Educación Primaria, UCAM
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